jueves, 19 de abril de 2012

Rutina (20:12-14)



Otra mañana. De resaca. Para variar. De un modo inquietantemente habitual desde hace meses, este constituye mi modo habitual de despertar. Dolor de cabeza, arcadas, boca pastosa por la mezcla (desaconsejada por 9 de cada 10 oncólogos) de tabaco y escocés…Si se puede aplicar ese nombre al anticongelante industrial que tuvo la bondad de servirme el camarero adicto a los esteroides del último garito en que estuve

Me levanto. En el espejo, barba de tres días, ojos enrojecidos, unas ojeras y bolsas en los ojos que serían el sueño erótico del cirujano estético de Belén Esteban. Bebo algo de agua, me enciendo un cigarro y, sin prisa me dirijo a la cocina a beber (por si quedan, aunque sea, los posos de ayer) algo de café. Nada de zumos, frutas, muesli y esas chorradas rejuvenecedoras y llenas de fibra enriquecidas con super-omega6-telojuro con actobífidus pasivo-agresivos que le ha dado por tomar a la peña.

Despierto al fin gracias a la cafeína. Calmada la resaca gracias a un providencial resto de cerveza que queda en el frigorífico, me dispongo a encender el ordenador para lo de siempre: buscar trabajo en internet (la excusa para que me sigan costeando la cuota de ADSL), ver las noticias, descargarme algo con lo que entretener el día.

En los periódicos, lo de siempre…lesión de tal futbolista, fichajes millonarios, esta noche el partido del milenio (el segundo partido del milenio en lo que va de año). Atentados terroristas. Corrupción política. Seguimos en crisis (por si se nos había olvidado). Aumento del paro (pues no sé a los demás, a mí me llueven las ofertas laborales). Parece que al planeta, ya era hora, se le han hinchado los cojones y se está poniendo en plan cabrón: terremotos que se salen de la escala Richter en el Caribe y Sudamérica, tsunamis (o como se escriba) en las antípodas, tifones, tornados, huracanes, volcanes en erupción…todo a la vez. Ciclogénesis explosiva (literal, no me lo invento) que se aproxima (lo que faltaba por llegar, llueve tanto que esto parecen ya los canales de Venecia). Temporal. Destrozos en puertos, carreteras, red ferroviaria, viviendas…Granizos como pelotas de baloncesto. Vertidos de petróleo en el mar…Lo de siempre. La culpa, del cambio climático y los combustibles fósiles.

El cielo sigue de color rojizo. Los meteorólogos de la tele están desconcertados. Que si las emisiones de metano. Que si toneladas de polvo en la atmósfera por la erupción de un volcán en Guinea. Que si arena procedente del Sáhara. Qué más da. A mí me gusta cómo queda, sobre todo la luna, rojiza por la noche. Muy romántico bucólico-pastoril.

Llamada al fijo. Demasiado lejos de mi dormitorio, paso de levantarme. Si es algo importante que vuelvan a llamar. Suena el móvil. Elena. Que lo siente mucho. Que me sigue queriendo. Que le dolió mi reacción de ayer. Que hemos de seguir siendo amigos. Asiento mecánicamente (agradeciendo que no use la videollamada). Que sí. Es verdad. Tiene toda la razón. Lo importante es el cariño que queda. Que le prometa que nada va a cambiar. Que vamos a seguir siendo amigos (lo que más echo en falta esta mañana, un amigo más para el feisbuk). Cómo no. Tú sigues zumbándote a otro y yo te acompaño al ginecólogo, faltaría más.

Me levanto. Apretón, no precisamente de manos. No sé si por ingesta bilis tóxica, o por el puñetero garrafón. Calmado el desasosiego intestinal me lío un canuto. Me río al pensar que lo que va ahora a mis pulmones ha estado oculto en el culo de alguna “mula”. Jaja. Ya que fumo mierda, que sea con sustancia, pienso con delectación (coño, qué palabras se me ocurren. En vez de matar neuronas, como quieren hacernos creer, les debo de estar ofreciendo servicio completo de spa, incluidos sauna y masaje).

Vuelvo al ordenador. Al minuto me aburro de “buscar” curro. No hay nada de lo mío o si lo hay pagan mal. Vuelvo a mirar las noticias en internet. Busco en la sección Ocio, Gente y Sociedad (así, con mayúsculas. Yo debo de ser gente, con minúsculas, del montón). Por lo visto los astrónomos (los que salen en la tele de madrugada no, los otros) están superexcitados (con qué cosas se excitan algunos) porque esta semana se van a producir varios acontecimientos únicos. Y no es la final de la Champions. Por lo visto hay un eclipse solar, primero anular y luego total (¿pero no es lo mismo: que se tapa el sol?) y luego una lluvia de estrellas (nada que ver con el programa de Bertín Osborne; meteoros).


O a la inversa, me importa un huevo. Que este evento es excepcional. Que el sol se pondrá primero naranja, o rojo oscuro (me da igual, soy daltónico) y luego negro. Que no se mire directamente al sol (¡!) que el Colegio de Oftalmólogos (los médicos siempre prohibiendo) lo desaconsejan[1].

El dolor de cabeza vuelve. Me tomo una pastilla sin nombre que encuentro encima de la mesa de la cocina. Si está ahí es porque debe ser, si no medicinal, al menos alimenticia. Peor no me pondrá. Mensaje. Dani. Esta noche hemos quedado para ver el partido mientras tomamos unas cervezas. Le cuento lo de Elena. Se parte el pecho. Luego hablaremos.

Pongo la tele. Todo concursos cutres, programas de cotilleo o ancianos hablando de lo grande que tienen la próstata y lo que les cuesta mear. Me aburro. Dejo como sonido de fondo el canal de noticias. Más de lo mismo. Catástrofes naturales, guerras. La Bolsa sigue de culo y cuesta abajo. Fabrican con urgencia una vacuna contra la epidemia de gripe “polluna” que se avecina. Morirán millones de personas a causa de este nuevo virus. Ecologistas y voluntarios intentan salvar ballenas suicidas varadas en las playas de todo el mundo. Accidentes de petroleros. Chapapote en las costas. Ríos teñidos de púrpura (que es un modo más cromático, artístico o literario de decir rojoscuro) por plagas de algas[2].


En no sé qué pueblo de Méjico asolado por el narcotráfico, asociado al aumento de homicidios (decenas de cadáveres alineados, cual si hicieran cola, que son hallados por doquier), han aparecido tumbas profanadas, vacías. Las autoridades, desconcertadas, pues no existen señales, ni huellas, de saqueo. Las escasas pistas que se hallan son contradictorias (huellas que proceden del interior de los nichos y salen hacia afuera). Jajaja…qué fumarán los sepultureros. Para mí que todo es obra de frikis chiflados. No me extrañaría, ahora están de moda las películas sobrenaturales (vampiros que parecen cantantes de Locomía de veraneo en Chernobil).

El fenómeno se extiende. Profanaciones en cementerios cristianos, musulmanes y judíos en Oriente Medio, en Rusia, en Londres, en Teruel. Relatos en primera persona en talk-shows televisivos de personas que han visto muertos andando, como si tal cosa, por la Gran Vía[3]. Tendré que programar esta noche el vídeo. Mañana me voy a pegar unas risas con el programa del Iker. Ducha rápida (más que rápida, se ha vuelto a estropear el calentador). He quedado para comer. Ojalá esta noche pierda el Madrid.

Relato bárbaro: Lluis Tusset
Ilustración: JH

[1] “Cuando el Cordero abrió el sexto sello, se produjo un gran terremoto. El sol se puso negro como ropa de luto; la luna entera se puso como sangre, y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como una higuera arroja sus higos Tardíos cuando es sacudida por un fuerte viento. El cielo fue apartado como un pergamino enrollado, y toda montaña e isla fueron removidas de sus lugares.” Apocalipsis 6: 12-14
[2] “El segundo ángel vertió su copa sobre el mar, que se hizo como sangre de un muerto, y perecieron todos los seres vivientes del mar. El tercero vertió su copa sobre los ríos y sobre las fuentes de las aguas, que se hicieron sangre.” Apocalipsis 16: 3-4
[3] “Vi los muertos, grandes y pequeños, en pie delante del trono; y fueron abiertos los libros; y fue abierto otro libro, el libro de la vida. Y los muertos fueron juzgados según el contenido de los libros, cada uno según sus obras. El mar devolvió los muertos que guardaba; la Muerte y el Hades devolvieron los muertos que guardaban, y cada uno fue juzgado según sus obras.”
Apocalipsis 20: 12-13

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