domingo, 2 de junio de 2013

Los que se saltaban el guión


Los que se saltaban el guión
E
l dopaje no es el mayor enemigo del ciclismo. El ciclismo se muere, pero no por culpa de los fármacos, que durante décadas han ingerido tanto los caníbales como los farolillos rojos. La lacra del ciclismo son los guiones tediosos a los que no tiene acostumbrados en los últimos años, telefilmes que raramente nos levantan del sillón o de la siesta. Este deporte de mercenarios, de perturbados en busca de las hazañas más locas, está huérfano de su gran materia prima: los héroes talentosos y rebeldes que en mitad o a comienzo de la rampa más dura se saltaban el guión…
El podio bárbaro
-Marco Pantani: El ‘Pirata’ te podía alegrar una tarde de julio con sus ataques kamikazes. Como aquella vez que le sacó nueve minutos a Ulrich en el Galibier y acabó con la tiránica hegemonía de los contrarrelojistas en el Tour.

-El ‘Chava’ Jiménez: Cuando descendía, el término a tumba abierta cobraba su máxima expresión y cuando escalaba los puertos era un Fred Astaire sobre dos ruedas. En la primera subida a L’Angliru de la historia de la Vuelta, apareció entre la niebla para ganar cuando el cincelador escribía ya el nombre de Pavel Tonkov en el trofeo.

- Vandenbroucke (VDB): “No soy Dios’’ decía el bueno de Franck. El ‘enfant terrible’ del ciclismo belga fue capaz de reventar a todo un pelotón para luego entrar por las murallas de Ávila cortando cabezas. No era Dios, pero hacía milagros sobre la bici como quedar séptimo en un Mundial con las dos muñecas rotas.

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