martes, 20 de noviembre de 2012

El final de la historia

Despertamos, quizá fue eso lo que pasó. Quedó algo en la cabeza, como el eco del Big Bang, para recordarnos que el camino acababa ahí. Antonio Arias lo predijo a tiempo, el metal era una vía muerta. Fue la vía donde terminó todo. La última llamarada fue intensa, aunque breve. Todo acabó con el nu-metal, new metal o como quieran llamarlo. A partir de ahí la creatividad, la “originalidad” murió. ¿Que cómo fue eso?....
El nu metal fue un estilo musical surgido allá por los años noventa. Kurt Cobain estaba, aunque no lo tenía decidido aún, a punto de morir, el hair metal volvió de donde nunca debió salir y Metallica había fagocitado al trash metal con su enter sandman y sus incendiarias giras con Guns and Roses. Quedaba rabia. La tecnología digital estaba totalmente desarrollada y Alanis Morrisette no terminaba de convencer a una juventud. La esperanza estaba en un blanquito de NY, Scott Ian, de Anthrax. Él fue el que volvió la cabeza a lo que hacían sus vecinos y empezó a tomarse más en serio eso del rap y versiona Bring the Noise, de los Public Enemy. El camino también fue a la inversa, muestra de ello son Body Count con Ice T a la cabeza. La cosa empezaba a tomar forma, los americanos empezaron a llamar a eso crossover, vamos, lo que aquí Kiko Veneno llamó fusión. Paralelamente hacían sus pinitos bandas como Biohazard o Suicidal Tendencies
En 1991, decíamos, nacieron los noventa de la mano de Nirvana. Las guitarras y los gritos empiezan a mandar otra vez. Se acabó el afinar, se acabaron los solos. Pero esto no dejaba ser un paso más en el rock alternativo. En 1992 Rage Against The Machine y su primer larga duración, en el que un budista se autoinmolaba, irrumpieron en escena. Biohazard publica su gran disco –Urban Discipline-. En Suecia aparece Clawfinger y en España Hamlet, que siempre están al tanto, publica su segundo larga duración. Las bases estaban puestas. La rabia estaba puesta y la técnica a su servicio. ¿Estás preparado? Decían Korn en su primer disco…
Kurt Cobain desapareció en el 94 y eso fue el catalizador. Dejamos de creer en las rockstars –Marilyn Manson fue la grotesca burla en la nueva ola-. Así, como el que no quiere la cosa, se fue cogiendo un poquito de cada cosa, las voces del hip-hop, los gritos del hardcore, las guitarras del metal, las ropas de los rapero, incluso la actitud de los chicos blanquitos amantes del pop más ochentero, como si de nuevos ricos se tratasen. Así paralelamente surgen los Deftones, superándose con cada disco y Limp Bizkit, deudor de los raperos House of Pain. La melodía reina y embiste contra la agresividad. Otros grupos se contagian del ambiente, como Fear Factory , Machine Head o Sepultura, que saca Roots, para posteriormente escindirse en Soulfly. Hemos llegado y hemos vencido, hemos llegado al año 2000. Y no faltan guitarristas tocando con chándal en ninguna parte de la lista de éxitos: Coal Chamber, Papa Roach, Ill niño, Guano Apes, Linkin Park –el equivalente a los Bakcstreetboys metaleros-… de todos ellos sobresalen System of a Down o Slipknot. Todo eran videos, todo eran festivales, todo eran canciones de rarezas para bajar mientras surgían las nuevas tecnologías. Hasta que ardió y la llama fue intensa, clave, en el tercer disco de los Deftones: White Pony.
A partir de ahí los recuerdos se volvieron confusos, como en una borrachera. Todo resultaba agradable, incluso hay genialidades del tipo Hora Zulú en este siglo XXI, pero el cansancio y las copas de más hicieron mella para terminar despertando en una cama que dudamos conocer. Despertamos, sí y los hechos están ahí. Y sí, siguen dando guerra muchos de los protagonistas y algunos en serio. Pero llegamos a lo alto, al inevitable final de la línea, donde nos asomamos y sólo vemos un reflejo de todo, pasado-presente-futuro todo amalgamado. Folk, pop, blues, rock, punk, tecno, metal, hip-hop, nu-metal. El ser humano, sonriente, mira con optimismo y en vano niega ver el cartel: NON PLUS ULTRA.



No hay comentarios:

Publicar un comentario