miércoles, 9 de noviembre de 2011

COSAS QUE HACEN BUM – Kiko Amat. (Ed. Anagrama)



En la línea de: Deseo de ser punk (Belén Gopegui), Payasos en la lavadora (Álex de la Iglesia).
B B B
Cosas que hacen bluf debería ser el título de este libro, si tenemos en cuenta las expectativas con las que esta obra llegó a las manos de un servidor. Tanto oye uno hablar de Kiko Amat, ‘’el Nick Hornby español’’, ‘’el nuevo genio del underground’’, que al final se le queda a uno la miel en las labios. Tal vez, sin tanta idea preconcebida este libro ganaría muchos enteros. El caso es que la propuesta es suculenta: Pànic Órfila, un adolescente huérfano anglo-catalán es criado en la periferia de Barcelona por Ángels, su tía abuela revolucionaria y excéntrica. Pànic es raro y obsesivo, una obsesión que se acrecenta en su segunda juventud en Barcelona con su otra tía Lola. En la ciudad condal Pànic se debate entre el amor de Rebeca y el fascinante grupo de los Vorticistas( Johnny Cactus, Arturo Grima, Marco Cara y Elvira), una sociedad secreta de tipos muy elegantes que planea una obra maestra.
Llegados a este punto, observamos que la trama es cuanto menos atractiva para el espectador, si a esto le añadimos una gran dosis de talento a la hora de escribir en Kiko Amat, que narra la historia con una mezcolanza de obsesión y cierto sentido del humor, diremos que porque se desinfla la novela. El tono pedante ya sea para hablar de discos, películas o libros, que se traspasa la pluma de Kiko Amat, que abandona un lenguaje más sencillo, más pop, más punk. El periodista catalán traspasa la delgada línea de la excentricidad, hasta el punto de que los personajes y las situaciones no parecen tan bien hiladas, sino que más bien le resta credibilidad a la novela. Aunque, esta grandilocuencia no es ese el gran problema de CQHB,la gran tara es la falta de ideas que conmuevan al espectador, de profundidad en los caracteres de los personajes.
El libro es entretenido, te aferras a él en cuanto lo coges y apenas si te dura un par de días. Además es divertido, pero le falta profundidad en sus ideas, en las suposiciones del personaje, le falta pasión, más soul por así decirlo, una mejor lectura y mejor dibujo de los personajes. Quizás lo mejor sea leerlo con calma, sin dejarse llevar por la obsesión y la irreverencia de Pànic y el propio Kiko Amat. Detenerse más en los mitología que conlleva la obra, intentar atravesar la mente de un adolescente anglo-catalán huérfano absorbido por una tía abuela sacada de marte. Desde luego, Kiko Amat tiene mi voto de confianza y pienso leerme sus otras dos novelas, el periodista catalán tiene un algo. Me gusta su mundo caótico y subterráneo, sólo le pido algo más de honestidad

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