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¿De dónde sale la historia de Desapego?
Era
una historia que tenía en la mente desde que leí un libro de Irvine
Welsh titulado Cola.
Uno de los protagonistas se acuesta con una chica, y tras hacerlo
siente como una sensación de vacío, similar a la que se te queda
una vez que logras algo que andabas persiguiendo. Esa sensación, de
desapego, considero que es muy universal. Creo que a todos nos ha
pasado alguna vez tras una experiencia sexual y me pareció una buena
idea para un cortometraje.
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¿Costó mucho sacar el corto adelante?
Sí
y no. La historia llevaba gestándose desde 2009. De hecho la había
escrito, pero la había dejado a la mitad. Tuve un bajón al darme
cuenta que estaba escribiendo algo que iba a necesitar una producción
elaborada, a la cual yo no estaba acostumbrado. Fue en 2011, cuando
comencé a estudiar realización de audiovisuales, cuando me di
cuenta que era posible hacerla. El instituto me proporcionaba medios
técnicos (una grúa, iluminación, etc) y mis compañeros se
volcaron en el rodaje. Muchos amigos no sólo colaboraron como
actores o técnicos, también me facilitaron localizaciones. A partir
de ahí casi todo fue sobre ruedas.
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¿Qué influencias tienes como cineasta? La
palabra cineasta la veo excesivamente grande, no me considero como
tal, quizás más bien, cinéfilo aspirante a cineasta. Desapego no
es el primer cortometraje que hago, es el quinto, no obstante, todos
son comedias, salvo en el corto extra que viene en el DVD, aunque me
gusta más de drama. Me identifico mucho con Daniel Sánchez Arévalo,
creo que lo que he hecho hasta la fecha tiene cierto toque parecido a
él. No obstante, los cineastas que más me gustan son Achero Mañas,
Icíar Bollaín y el propio Sánchez Arévalo a nivel nacional y
Steve McQueen, Jaques Audiard y Zack Snyder a nivel internacional.
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