EL ÚLTIMO ELVIS (2012) Dirigida
por Armando Bo; guión de Armando Bo y Nicolás GIacobone
Imprescindible. Si te gusta el ‘Rey’, el de Memphis no el
Borbón, esta es tu película. Si no te gusta, también lo es. El argumento es el
siguiente: Armando Bo, un director argentino novel conoció a John McInerny, uno
de los mejores imitadores de Elvis del planeta (lo cual no es fácil con la
Elvismanía que hay a lo largo y ancho del mundo). A Armando Bo se le ocurrió
que podían grabar la historia de un individuo que se cree que es la
rencarnación Elvis, así de sencillo. Propusieron a Ricardo Darín para el papel,
una cosa muy extraña tratándose de una película argentina. Pero al final el
protagonista fue el que iba a ser su coach, John McInerny, un arquitecto y
profesor de Universidad que en sus ratos libres imita a Elvis. El resultado es
una película espléndida, intimista y, a pesar de lo que pueda parecer, desborda
más ternura que rock and roll. Hasta los movimientos de cámara del cine
gafapasta están muy conseguidos y los desenfoques no desentonan. La película no
alcanza la perfección ni falta que hace. John McInerny emociona pero no siempre
convence, ya que no es actor, y el ritmo a veces es muy cansino, pero estos dos
inconvenientes no deben ser un problema si quieres pasar una hora y media
agradable. Lo mejor sin duda es que es una historia que habla de perseguir sueños,
pero no desde un punto de vista cursi ni ‘jolivudiense’, sino muy auténtico. Es
algo tan simple como narrar la historia de un tipo decadente, loco, desastroso
y obsesionado. ¿Te suena de algo? Perfectamente podríamos ser tú o yo. Por si
esto no te convence, las partes musicales son sublimes, con especial atención
al ‘Hawaiian wedding song’ que le canta a su hija un hombre que no se llama
Carlos García ni es de Buenos Aires, su nombre es Elvis Presley y es “de
Memphis, imbécil’’.
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En la línea de: “De Memphis,
imbécil”
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