Hace tiempo que
busco la aprobación de los demás para reafirmarme en mis preceptos a través de
lo que ha venido en llamarse redes sociales. Pero, seamos sensatos, la mejor
red social del mundo es más vieja que todo eso, se llama ‘’cerveza fresquita’’
y si es con una tapilla mejor. Nos han contado la batata de que esto es la
panacea. Dicen que si quieres formar parte del juego tienes que pertenecer a
esa realidad virtual. En el fondo sé que no es cierto y que se trata de una
realidad deformada que nos aliena aún más en nuestro metro cuadrado. Yo, aunque
luzco más de una arruga, también he querido introducirme en la red y no voy a
ser el que desmienta que internet es una red de comunicación potente, pero
¡Ojo! no es la única y puede que tampoco la mejor. Por eso salgo en papel cada
poco tiempo, por eso me conmuevo cuando aprecio algo real y poderoso como la sabiduría
de un tertuliano de bar, la deferencia de tu tendero favorito o la malafollá de
un chofer de autobús. Nos quieren vender que la revolución tiene 140
caracteres. Tal vez por todo esto el 15-M haya derivado en un movimiento
almibarado y absurdo que da aplausos silenciosos. Yo, por mi parte me quedo
aquí sentado delante de la pantalla esperando que alguna zombi acepte mi
solicitud de amistad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario